“¿Qué pensamientos son lo que últimamente están rondando mi cabeza?” Tenía escrita esta pregunta y seguía la hoja en blanco en un journal pasado del 2022. Mientras lo hojeaba para encontrar inspiración o quizá encontrar partes de mí u otra versión de mi, comencé a escribir. Me encanta volver a leer estas páginas de pensamientos míos y sucesos que ya había olvidado. De volver a vivir momentos que no quiero olvidar nunca y leer lo banal de mi día a día. En esos meses había escrito que no tenía motivación ni ganas de escribir y aunque parece fácil ahora ver hojas con fechas distantes entre sí de una página a otra, después de meses de tratar de escribir algo decente solo había fracasado, o eso creía.
El día de hoy que fui de brunch con amigas nos pasamos a una boutique y me hicieron el comentario “esos zapatos son muy tú” mientras una apuntaba a tales tacones. Y cuando voltee a verlos, lo primero que pensé es que eran muy el estilo de la icónica Carrie Bradshaw. Y aunque no comparto el estilo de ese personaje, si eran unos zapatos que usaría, así que opte por comprarlos. Precisamente estas últimas semanas mi comfort show ha sido Sex and the City, ahora ya me siento como la Carrie y me repito “I couldn’t help but wonder..” mientras uso mis tacones rosas nuevos y escribo.
¿Me pregunto porque encuentro descanso en la escritura y por qué me motivó a escribir? Para empezar yo era una niña tímida, era difícil sacarme las palabras y me dedicaba a observar. A personas que conocí ya de adulta les cuesta creer este dato acerca de mí, pero fue mi realidad en mi niñez. Pero lo que empezó como un juego de niña de “Querido Diario” por que no se atrevía hablar, y tal vez pensaba que no tenía nada importante que decir, ahora es un refugio y a veces mi desahogo y consuelo.
Creo que una de las razones por las que escribo es que creo que me expreso mejor a través de la escritura. Tiendo a hablar deprisa, si estoy nerviosa puede que no aterrice al punto que quiero llegar, y si es algo vulnerable puede que me den ganas de llorar. Pero cuando tengo una pluma y papel me puedo desplayar, me encanta poder expresarme y compartirlo con los demás ya sea en lo íntimo de una carta, mis journals o en una plataforma como esta.
También escribo para así no olvidar las memorias que he acumulado en mis 20s y que tales se puedan quedar vivas en el papel. Para reconocer mis sentimientos y encontrar secretos que ni yo misma sabía que guardaba. Escribo para perfeccionar este arte que espero nunca se pierda. Además para recordar y volver a momentos una vez más. Para volverme a enamorar por primera vez de esa persona y en ocasiones a veces escribo para olvidar quien soy.
Justo hace dos días, después de mi clase de Pilates decidí irme a una cafetería cerca. Había planeado después de hacer ejercicio irme a escribir un rato. Antes de empezar a escribir me gusta observar a mi alrededor. Unos segundos después un hombre se sentó en la mesa de atrás, lo note pero sin darle importancia empecé a escribir. Al cabo de unos minutos, me preguntó si estaba haciendo journaling. Platicamos unos momentos de la escritura y cuando se terminó la plática me dijo: “escribir también ha cambiado mi vida.” Sonreí y asentí con la cabeza. Aun cuando es un hábito que no he perfeccionado quiero tenerlo siempre.
Esa misma tarde mientras limpiaba mi cuarto y movía mis mesas de noche a los costados de mi cama pensaba en lo pesadas que estaban esas mesas. Contestándome a mi misma supe la razón. ¿A dónde van esas historias sin final? Al journal. Y es que ahí es donde guardo todas mis memorias, mis experiencias, mis pensamientos más oscuros y mis ideas más extrañas. Plasmó el sentir para no olvidar. Revivo el pasado y hago predicciones del futuro. Me desahogo, y puedo ser yo misma. Esos cuadernos, mis journals, llevan lágrimas (literal si hay hojas con lágrimas secas), momentos de felicidad, oraciones sin sentido, hilos de memoria, un corazón vulnerable, despedidas y nuevos comienzos y claro uno que otro relato de amor. Memorias tornadas en historias, eso es lo que esconde mi mesa de noche. ¿Y tú que guardas en tu mesa de noche?
Gracias por leer hasta aquí.
De mi para ti,
Andy